A veces, gestos tan pequeños como bajar una persiana puede contribuir a maximizar la eficiencia energética de nuestros hogares. Consumir energía de forma responsable es un granito más de arena para labrar un futuro medioambiental mejor, y cada paso importa. Descubre algunos trucos —muchos de ellos, totalmente gratuitos— que te pueden convertir en un usuario más eficiente.
Ahora que llega el invierno, uno de los focos de consumo energético donde más medidas puedes tomar es la calefacción de tu casa. No en vano, la mitad de la energía que consumimos en nuestros hogares deriva de este tipo de sistemas. Para reducirlo al máximo posible, los expertos aconsejan que una temperatura de 20ºC es más que suficiente para mantener el confort de tu vivienda; que los dormitorios no necesitan la misma temperatura que el salón, ya que pueden mantenerse entre 3 y 5 ºC por debajo.
Con el objetivo de controlar las temperaturas, es recomendable que instales válvulas termostáticas en los radiadores y termostatos programables. Ambas soluciones son asequibles, fáciles de colocar y pueden amortizarse rápidamente, ya que logran un ahorro energético de entre un 8 y un 13%.
Pero esto no es todo; otros muchos gestos pueden mejorar tu consumo en calefacción: no esperes a que se te estropee el equipo, un buen mantenimiento evita derroches energéticos innecesarios; purga tus radiadores una vez al año; cierra las cortinas y persianas por las noches para evitar pérdidas de calor; y ventila tu casa con la calefacción apagada.
Ahorra en agua caliente
Otro de nuestros puntos débiles es el consumo de agua, especialmente, de agua caliente. Puedes ser más eficiente con pequeños electrodomésticos como los cabezales de ducha de bajo consumo, que permiten un aseo cómodo gastando la mitad de agua y, por tanto, de energía. Otros dispositivos que pueden echarte una mano son los reductores de caudal, que reducen la cantidad de agua que expulsa el gripo cada segundo, y los reguladores de temperatura para la ducha, que pueden ahorrar entre un 4 y un 6% de energía. Y recuerda que, si tienes el agua fría y la caliente separada en dos grifos, cambiarlos por un dispositivo monomando te ayudará a ahorrar.
Por lo demás, las recomendaciones generales para ahorrar agua son de sobra conocidas: cerrar el grifo al cepillarse los dientes o afeitarse y optar por la ducha en lugar del baño, entre otras.
Apagar la luz y otros gestos
Además de la calefacción y el agua caliente, el otro gran consumidor de energía doméstica es la iluminación de los hogares. Tratar de ser eficientes en esta área pasa inevitablemente por cambiar las bombillas tradicionales por las bombillas de bajo consumo. Es cierto que son más caras, pero su precio se amortiza con el tiempo: duran 8 veces más y consiguen un ahorro de hasta el 80% frente a las incandescentes.
Pero además de bombillas, puedes encontrar en el mercado lámparas de ‘bajo consumo’. Así se denominan a las lámparas electrónicas, que duran más, consumen menos y aguantan un mayor número de encendidos y apagados que las lámparas de bajo consumo convencionales. Se distinguen entre sí por el peso: las convencionales suelen pesar más de 400 gramos y las electrónicas tan solo unos 100.
Uso eficiente de los electrodomésticos
Cada electrodoméstico tiene su libro de instrucciones y, también, trucos para maximizar su eficiencia. Por ejemplo, lavar la ropa en temperaturas frías o no introducir comida caliente en el frigorífico. No dejes de informarte en cada caso.
Además de los grandes aparatos domésticos, pequeños electrodomésticos como la tostadora o el ordenador personal pueden jugar un papel importante en tu ahorro energético. Uno de los primeros pasos que puedes dar es acabar con el consumo fantasma de tu hogar, ese consumo energético que generan los aparatos apagados en la posición stand-by (piloto rojo) o los cargadores enchufados sin cumplir su función. Se calcula que, en total, este gasto alcanza el 12% de la factura de electricidad de una familia española.
¿Cómo evitarlo? Muchos recomiendan el empleo de grandes ladrones con varios enchufes. De esta manera, si desconectas este dispositivo, desconectas todos los aparatos que se alimentan de él.
Formas de ahorro pasivo de Energia.
La actividad cotidiana que se desarrolla en las viviendas españolas es responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, casi tanto como el transporte de viajeros y mercancías (27%), y no es muy inferior a las emanaciones de la industria (34%). El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) calcula que el consumo energético de los domicilios particulares, incluidos los vehículos privados, emite a la atmósfera 67,5 millones de toneladas de CO2 anuales, es decir, unas 5 toneladas por familia.
Hasta 160 euros al año Numerosos estudios realizados resaltan la rentabilidad de la utilización de materiales aislantes en la construcción, de la colocación de un doble acristalamiento, burletes en puertas y ventanas, cortinas y de aislar las cajas de las persianas. De lo que se trata es de aplicar ciertas técnicas de ahorro pasivo de energía. La suma de estas medidas pasivas de ahorro, unida a una buena orientación del edificio, puede suponer un ahorro energético en algunos casos de hasta el 60% del consumo total. Lo más importante: el techo Es de sentido común, pero quizá haya que recordar que no es lo más eficiente abrir las ventanas cuando están la calefacción o el aire acondicionado encendidos. Con 10 minutos al día es suficiente para ventilar la casa. Por lo mismo, las puertas exteriores deben mantenerse abiertas lo menos posible. Otra buena medida de ahorro es instalar un termostato en la calefacción. Será suficiente con regularlo en torno a los 20º C en invierno y mantener encendidos los radiadores solamente de las habitaciones que se utilicen. Además, si escoger la ropa adecuada a la temperatura de cada época puede reducir las necesidad de elevar el termostato o de utilizar el aire acondicionado.
Un buen aislamiento puede ahorrar hasta un 40% del gasto de una familia en el consumo de la calefacción, alrededor de 160 euros anuales, y también un porcentaje considerable en refrigeración, según el IDAE. Además, un aislamiento del exterior puede ayudar a evitar las molestias producidas por los ruidos de la calle.
A la hora de aislar la vivienda merece la pena hacerlo por orden de importancia: primero el techo, luego las paredes y, por último, el suelo. Conviene instalar dobles ventanas, o doble acristalamiento, y comprobar el correcto funcionamiento de los cierres de puertas y ventanas, así como tapar las grietas en paredes o techos, para que no escapen ni el frío ni el calor. Por la misma razón es recomendable colocar un aislante alrededor de los depósitos y conductos del agua caliente y la calefacción.
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