Tengo que reconocer que, a pesar de la gran cercanía que tenía con los novios, me tiré más tiempo mirando al techo y a las paredes que hacia el altar.
El motivo fue tan sencillo como que me quedé completamente sorprendido de la belleza del interior del templo.
Tal fue mi asombro que en varias ocasiones fotografíe (sin flash, para no molestar) tanto las paredes como el techo y el retablo.
La pena es que el deterioro de la misma no solo resta una gran belleza sino que, en mi humilde opinión arquitectónica, le hace estar en peligro de desaparecer para siempre.
Al igual que hice varias fotografías a detalles del recinto, también saqué imágenes de puntos donde el deterioro es importante para poder hacérsela llegar a diferentes amigos que, espero y deseo, puedan ayudar de alguna manera a su pronta restauración.
Como ya escribí en las 2 "entregas" del artículo titulado Patrimonio en derrumbe, cualquiera que conozca a alguien que conoce a alguien que PUEDE HACER ALGO, ni que decir tiene que sería de agradecer que le pasara estas imágenes para intentar que, entre todos, el patrimonio de nuestra ciudad esté más y mejor cuidado.
Al fin y al cabo todos vamos a poder disfrutarlo.
Feliz inicio de semana y de primavera.
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