Cuando aún muchos seguimos indignados por el juego que en muchas ciudades se ha llevado a cabo con los votos para poder desbancar a la fuerza más votada (ejemplo de Jaén o Córdoba), los políticos preparan motores de nuevo con vistas a renovar mandato o acceder a él en Andalucía y el Congreso y Senado.
Se supone que en una democracia, el poder reside en el pueblo. Pues en España no, el poder reside en los concejales, diputados y parlamentarios que se suman tras las elecciones con la única finalidad de poder acceder a cargos y sillones, vamos, que juegan con nuestros votos como quien intercambia cromos de fútbol.
Pero encima esto no termina aquí, sino que se permiten el lujo de culpar al ciudadano de no acudir a las urnas. "Señor mío, si no jugaran con nuestra opinión y con nuestra decisión, tal vez la gente creería en las elecciones".
Hay quien habla de repúblicas bananeras donde se cambian las urnas para que el gobernante siga saliendo "democráticamente elegido". Pues aquí ni hacen el intento de amañar las elecciones, sino que directamente suman plátanos con manzanas y se inventan una nueva especie que, ¡oh, sorpresa! resulta vencedor de las elecciones bajo la excusa de, en la gran mayoría de las ocasiones, una mayoría de progreso.
A pesar de todo sigo pensando que es vital para la democracia y para España que sigamos acudiendo a las urnas y que nuestro voto sea lo más global posible, es decir, dejar atrás rencillas, cuentos de la guerra y empecemos a ver a los partidos políticos como grupos de personas que DEBEN GESTIONAR NUESTROS IMPUESTOS de la manera más eficiente posible.
Sirva como ejemplo algo que NO considero como buen ejemplo de gestión del dinero público:
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