jueves, 1 de mayo de 2008

Fe en los políticos, una dificil tarea para el ciudadano

En más de una ocasión mantenemos conversaciones sobre las promesas de los políticos y su nivel de cumplimiento. Unas veces más alto y otras más bajo, pero nunca nos hace sentir satisfechos.
Luego ves en algunos medios de comunicación que dirigentes políticos se quejan de la pasividad que cada día más mostramos los ciudadanos, la baja asistencia a las urnas (yo, por ahora, no he faltado a ninguna cita con las urnas), ...
Yo en este caso les remitiría a las miles de promesas sin cumplir que en cada campaña eléctoral llevan a cabo. Como con los ejemplos suelen entenderse mejor estos argumentos, voy a poner uno:
Imaginemos que el gobierno que sale de unas urnas es el novio y el ciudadano la novia y que tras depositar el voto estamos dando el "si, quiero". Ahora estamos en el día a día y vemos que de las promesas previas al casamiento, empiezan a olvidarse algunas. Ni que decir tiene que, al ser al inicio, dejamos un margen de confianza, pero claro, el tiempo pasa pero siempre estamos con excusas para no cumplir con lo prometido. Al final uno termina por hablar de fracaso matrimonial y opta por la separación o el divorcio.
Pues eso creo que le pasa al votante cordobés con su ayuntamiento. Llevamos más de 8 años hablando del Palacio de Congresos y ahora nos saltan los responsables que hay que "replantearse" el proyecto. También vemos que con varios edificios terminados desde hace meses no se abren al uso público cuando estos son realmente una necesidad (centro cívico de Poniente, Aparcamiento de la Posada de la Herradura),...

En fin, mi opinión en cuanto a las próximas elecciones, creo que los partidos políticos deberían rebajar su nivel de promesas, ciñiéndose a las que realmente puedan cumplir, y dejarse en el tintero algunas que, de sorpresa, puedan llevar a cabo si lograr agilizar los compromisos previos.
Yo veo muy bien que pongan farolas nuevas en tal o cual barrio, pero creo que por delante de la estética de nuestras calles están los puestos de trabajo que generan infraestructuras como el palacio de congresos, el recinto ferial, el aeropuerto, o los polígonos industriales.
Una vez que estos sean una realidad, a por la estética de nuestras calles y a por otras cuestiones que nos eleven el nivel de calidad de vida. Pero primero demos trabajo a los miles de parados que hay en la ciudad.

A mí aún me queda un poquito de confianza en la clase política, pero demasiado poco como para defender a ningún partido. Espero no perder esa poca confianza, porque entonces mi voto se quedará en casa viendo la tele o navegando por internet.

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