viernes, 14 de noviembre de 2008

Motores Térmicos Vs Eléctricos

Desde que se diseña en un papel, los motores eléctricos ya presentan ventajas frente a los térmicos.

Cuando en la asignatura de Máquinas Eléctricas II (construcción de máquinas eléctricas) nos piden diseñar un motor (de corriente continua o corriente alterna), la primera gráfica de la cual vamos a obtener datos aproximados para ir determinando valores es una que relaciona el rendimiento en función de la potencia del motor y de la velocidad a la que girará.

Mientras mayor sea nuestro motor y a mayor velocidad gire, mejor. Si bien el caso es que, para potencias de 4 kW (como la que tiene el motor de los Cross Rider), el rendimiento ronda el 80% como mínimo. Si nos vamos a potencias mayores (15 a 20 kW, lo habitual en vehículos eléctrico de carga) estaremos trabajando en un rendimiento del 86%.

La máquina más "perfecta" del mundo son los transformadores, ya que presentan unos rendimientos del orden del 95%, por lo que los motores eléctricos no salen muy mal parados en esta comparativa.

Si bien, al estudiar los motores térmicos (estudiado en la asignatura Centrales Eléctricas II o termodinámica), vemos que las gráficas muestran rendimientos del orden del 25% al 30% en motores de gasolina y del 30% al 50% en diesel.
Pero claro, estos motores presentan estos rendimientos maximos para unas condiciones determinadas, que son:
20ºC de temperatura, 760mmHg, 60% de humedad relativa y revoluciones del orden de 4000 vueltas. Esto implica que a bajas velocidades y con continuas paradas, se sacrifica rendimiento a niveles elevados.

En base a esto debemos tener en cuenta que en Andalucía, con temperaturas elevadas (bueno para el rendimiento de las baterías pero malo para el rendimiento de los motores térmicos), en usos urbanos donde la inmensa mayoría no superan los 10km y donde la velocidad media está en 25km/h, los vehículos eléctricos son la solución más ecológica hoy en día para las necesidades de movilidad de muchísimas empresas y administraciones.

Quién no está cambiando sus bombillas convencionales por lámparas de bajo consumo, o quién no está mirando la catalogación energética de sus electrodomésticos,... pues lo mismo pasa con los vehículos. Para desplazamientos en ciudad, para gente que usa el vehículo para acudir a su puesto de trabajo, para ir a la compra o para acercar al niño a clase de inglés, ¿tiene sentido comprarse un vehículo cuyo motor se ha diseñado para circular de forma óptima a más de 90km/h y para rentabilizar la inversión a partir del kilómetro 60.000?

Hoy por hoy, la solución más ecológica y económica pasa por estos vehículos eléctricos. Mañana, dios dirá.

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