Pero mientras estos edificios de futuro tienen cabida en otras ciudades, a Córdoba se le sigue negando este tipo de construcciones alegando "impacto visual sobre el conjunto histórico".
Vamos, ni que fueramos a construir estos gigantes de acero, cristal y hormigón en el Patio de los Naranjos.
También podrán disfrutar pronto de Torre Sevilla, un edificio de 30 plantas y que estará ubicado en la barriada de Bellavista, junto a la SE-30. Ni que decir tiene que el impacto que generará dicha torre sobre los conductores que pasen por esa vía de comunicación será más que positiva para toda la ciudad de Sevilla.
Una vez alguien me dijo que los edificios bajos no son más catetos que los altos, y estoy de acuerdo, pero también es cierto que la dificultad técnica y las exigencias de un diseño vanguardista y original (pero acorde con el medio que le rodea) son una demostración de modernidad, avance y mentalidad abierta (al aceptar un cambio en el urbanismo de toda la vida en la ciudad).
Si echamos un vistazo a la web de Sevilla21 podremos contemplar otros proyectos que están en marcha en la ciudad de Sevilla. Hay que reconocer que uno siente envidia sana por la cantidad de puestos de trabajo que esos proyectos van a desarrollar y la, más o menos, rapidez con la que se están desarrollando.
En Córdoba llevamos 8 años pensando en el Palacio de Congresos pero aún no tenemos ni la 1ª piedra colocada. (de hecho ya se están quejando los empresarios del sector que va a ser demasiado pequeño, y con razón).
Estas son las razones por las que los ciudadanos de a pié empiezan a estar cansados, decepcionados y desilusionados con nuestros políticos locales y con sus promesas de mejora.
Esperemos que llegue el momento de Córdoba, por que ya hemos perdido a demasiados jóvenes sobramente preparados por falta de espectativas en nuestra ciudad.
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