sábado, 20 de junio de 2009

La industria en Córdoba es posible

Os dejo un ejemplo de como una Córdoba industrial, donde se puedan fabricar cosas que luego podamos distribuir al resto del planeta es posible.
Y no hace falta ser millonario para empezar, solo hay que tener una idea, ganas de trabajar y defenderla a muerte. Del dinero se encargan los bancos.

Mucha gente habrá acudido a los estadios de fútbol del Real Madrid y del Barcelona, pero ¿sabéis que todas esas personas se han sentado en asientos Made in Córdoba?

Hubo un momento en el cual, Córdoba, vivía del sector industrial. Nos especializamos en la metalurgia (al igual que Vizcaya) si bien dejamos que este foco de empleo y riqueza se fuera apagando poco a poco.

Por suerte, Daplast, fábrica de elementos de plástico ubicada en las proximidades de Villarrubia, no arrojaron la toalla cuando la cosa se puso dificil, todo lo contrario, echaron coraje y valor y decidieron que tenían que mantener lo que tanto esfuerzo les había costado conseguir. Y lograron superar 2 suspensiones de pagos y hoy son una empresa fuerte, bien situada en su sector y que da trabajo a 60 personas.

Os dejo la entrevista que el Diario Córdoba realizó a su fundador y a sus hijos, hoy gestores de la empresa Daplast.

Que cunda el ejemplo y que recuperemos parte del tejido productivo que nunca debimos perder.
No siempre fabricar en China o Marruecos es siempre más barato.

Muchos cordobeses desconocen que, a 9 kilómetros de la ciudad, ya cerca de Villarrubia, se diseñan, fabrican y preparan los asientos y tribunas en los que se sienta el público del Santiago Bernabeu, o del Nou Camp. O de El Arcángel o La Rosaleda, por quedarnos cerca de casa.

Tampoco es muy conocido que esta compañía, creada en 1973 por Rafael Pérez Esparza, es líder indiscutible del mercado nacional y exporta ya el 20% de su producción. Fabrica cajas y envases para la agricultura, el comercio y la industria, tarimas y piezas industriales, pero su producto estrella son los asientos y tribunas de plástico: más de dos millones de asientos así lo acreditan.

Sus clientes están en lugares tan dispares como Emiratos Arabes, Arabia Saudí, México, Argentina, Honduras, EEUU, Canadá, Grecia, Países Bajos, Francia, Indonesia, Hong-Kong, Bosnia, Finlandia, Nigeria, Marruecos, Rusia, Nueva Zelanda... Y así hasta 50 países del mundo entero, en varios de ellos con numerosas instalaciones, algunas con la carga de responsabilidad que supone, por ejemplo, responder a las necesidades de los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde se montó una tribuna en 1996. O, más recientemente, dotar a la Caja Mágica de Madrid 2016.

Polideportivos, pabellones, estadios de fútbol, de beisbol o de rugby, instalaciones olímpicas, hipódromos, velódromos, canchas de tenis, gradas de piscinas, asientos en plazas de toros, pistas de hielo, instalaciones militares... La relación es tan larga que sorprende, y sorprende más aún el esfuerzo callado de una empresa familiar, Daplast, SA, que se inició hace más de tres décadas por la visión de futuro de un emprendedor que, ya retirado --aunque se da una vuelta por la empresa todos los días-- ha dejado el negocio en manos de cuatro de sus cinco hijos: Ana, Rafael, María y Teresa Pérez-Esparza Sánchez.

El jurado de Los Cordobeses del Año 2008 ha otorgado este galardón a Daplast en la categoría de empresas, una distinción que ha llenado de alegría a estos empresarios empeñados en mantener desde Córdoba su expansión internacional hasta alcanzar el liderazgo mundial en su segmento de mercado. La compañía facturó 11 millones de euros en 2008 y tiene unos 60 empleados en un buen clima de relaciones laborales.

CORDOBA se reúne con los cuatro hijos y con el fundador, e inicia una entrevista que enseguida se desvela imposible en cuanto a orden y concierto, y que se convierte en una charla amigable en la que cada cual aporta su punto de vista. El alma es Rafael padre, un hombre de carácter y energía inagotable que conoce los dos lados del negocio: el dulce, de triunfador, y el amargo, de las grandes dificultades, pues no en vano Daplast ha superado, a lo largo de su historia, dos suspensiones de pagos, una en el año 1982 y otra en 1993. Que haya salido de ambas es algo inspirador en plena crisis económica, y dice mucho del empuje, del tesón de esta familia.

Rafael Pérez Esparza atribuye el logro a su esposa, que, ajena a la empresa, le ha dado todo su apoyo y aliento, hasta el punto de responder ante los bancos con sus bienes. Y a una forma de ser: "No es igual acobardarse, agachar la cabeza, coger lo que puedes y salir corriendo, que plantar cara". Ahí están los resultados. Su hija Ana señala que sus padres lo hicieron "muy bien", sin trasladar los problemas al ámbito familiar, aunque ella los vivió cuando se incorporó a Daplast en 1993.

--¿Qué sacásteis de aquella experiencia?

--(Ana) Aprendí a no asustarme, a ser optimista dentro de la prudencia, a saber que se puede salir adelante.

--Vamos a remontarnos al origen del negocio. Rafael, ¿cómo se le ocurrió dedicarse a la fabricación de envases de plásticos, que no existía en Córdoba?

--En los años 60 un amigo mío que presidía una empresa de plásticos con sede en Madrid me ofreció ser comercial para Andalucía. Fabricaba botellas para el aceite, y vendí una barbaridad. Pero me gustaba el proceso fabril, y cuando crearon una empresa en Andújar me quedé de director. Cuando volví a Córdoba ya habían nacido tres de mis hijos, y creé Distribuidora Andaluza de Plásticos, que es de donde le viene el nombre a Daplast (vendían plásticos y cajas agrícolas), que se lo he mantenido aunque ahora nos dedicamos a la fabricación.En 1973 adquirí los cines de verano e invierno de Villarrubia y los adapté, y en 1978 le compré a El Cordobés y otros socios estas instalaciones.

--¿Qué hitos destacaría en su trayectoria?

--Un momento clave es la conquista de Almería, cuando las cajas de madera se empiezan a sustituir por las de plástico. Luego surgieron muchos fabricantes y vino la suspensión de 1982. Ahí tuve claro que había que cambiar de línea y, después de visitar fábricas en Alemania, opté por los asientos de fútbol.

--Los asientos de plásticos son, pues, otra decisión clave.

--Todo se va desarrollando en la década de los 80. Se hicieron los de El Arcángel, y luego los del Circuito de Jerez, 50.000 plazas que todavía siguen ahí.

Los hijos van salpicando la conversación. Rafael, que codirige la empresa con Ana, apunta que un hito fundamental es la internacionalización, así como, ya a partir del 2000, haber hecho los asientos de las sedes del Real Madrid y del Barça, "que nos dieron una proyección grandísima".

--Los hijos (las tres mujeres, economistas, y el varón, ingeniero industrial) se han ido incorporando gradualmente a la empresa. ¿Cómo fue?

--(Ana) Yo fuí la primera, recién acabada en ETEA, y me tocó afrontar las dificultades que surgieron en 1993. (Hoy es la directora financiera de la empresa, que codirige con su hermano Rafael, director técnico).

--(María). También estudié económicas, y tras unos años en otras actividades, me incorporé en 1996. Me profesionalicé en administración y, un poco a petición de Ana, me hice cargo de los recursos humanos

--(Rafael) Yo estudié ingeniería y me incorporé en 1998 para hacerme cargo de la parte más técnica, ya que en nuestra empresa tiene mucha importancia todo lo referido a diseños, patentes e innovación.

--(Teresa) Estudié Administración y Dirección de Empresas. En los últimos años de carrera ya estaban trabajando aquí mis hermanos y la empresa estaba en pleno desarrollo, así que hice prácticas en 2001 y en 2002 el contrato. Había que implantar el sistema de calidad, de manera que hice un curso especializado y es, entre otras cosas, a lo que me dedico (Daplast tiene el certificado ISO 9001 de calidad).

-Gerencia compartida entre Ana y Rafael, cuatro hermanos en el negocio... ¿Es difícil?, ¿Hay muchos roces?

--(Rafael padre). Nada, estoy asombrado de lo bien que se llevan. Yo vengo aquí a disfrutar.

--(Los hijos se ríen). Algo tenemos que discutir, no siempre vamos a estar de acuerdo. La parte buena es que, al ser hermanos, sabemos cómo respira cada uno y resolver las discrepancias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.diariosur.es/20090620/interior/impacto-economico-aeropuerto-podria-20090620.html

mira esto, sobre el aeropuerto de antequera!!!y sus especificaciones!ni la mitad que el de cordoba!

Joselillo dijo...

Gracias por el enlace.
Yo creo que 1 millón de pasajeros el primer año para Antequera es un poco excesivo.
No en vano, aeropuertos ya consolidados y sin tanta competencia como es el caso de Valladolid o Zaragoza están moviendo entre 500.000 y 600.000 pasajeros, cuando sus poblaciones son muchísimo mayores, además de su tráfico de turistas.
Por mucho que aspiren a captar viajeros del aeropuerto de Málaga, lograr 1 millón de pasajeros implica un cambio masivo de aerolíneas hasta este aeropuerto y eso no se hace en 2 días.
Y con la ampliación del aeropuerto malagueño, muchas líneas aéreas dudo que se cambiaran a Antequera.

Pero bueno, lo que tenemos que hacer en Córdoba es promocionar nuestra ciudad como centro de Andalucía y que, desde aquí y gracias al AVE y las autovías que tenemos, cualquier persona pueda conocer Andalucía entera haciendo base en nuestra ciudad.
Veréis como en paro baja sustancialmente y como el desarrollo y crecimiento de Córdoba crece como la espuma.